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lunes, 24 de octubre de 2016

SOLTAR

Tu río,
mi mar,
nuestro amor alborotado
entre peces y caracolas
que lastiman.

Gigantes margaritas
descubren un páramo rellenito y placentero
lleno de ternura suavecita.

Entonces...
veo el puente, claro, clarísimo;
lo cruzo silenciosa para abrazarte
para retenerte, aunque sea,
un poquito.

Y después... y después, hijo querido,
dejarte ir nuevamente.

Araceli Casagrande, 21/10/16