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domingo, 5 de septiembre de 2010

La resiliencia, plasticidad interior


casaluna.org
Hay muchas situaciones de la vida que uno no ha elegido vivir, que le tocan aun sin desearlo. Pero sí se puede elegir el modo de vivirlas. O la aceptamos como una parte más de la existencia, o nos dejamos abatir por ellas. 
El término "resiliencia", aplicado a la Psicología se refiere a la capacidad de las personas o grupos de personas de sobreponerse al dolor emocional para continuar con la vida, para seguir proyectándose en el futuro a pesar de acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de traumas a veces graves por los que se haya tenido que pasar. Es la capacidad de autosostén. 
Mientras "estrés" es un término tomado de la mecánica que define el esfuerzo al que está sometido un material (por ejemplo, una viga), resiliencia se usa en la física de los materiales para expresar la capacidad de recuperación de ese esfuerzo. Tal como un objeto abollado recobra su forma primitiva si tiene la suficiente elasticidad, los seres humanos dotados de una resiliencia natural o adquirida somos capaces de salir de un agotamiento causado por estrés traumático u otras causas.
Se trata de una mirada distinta acerca de la manera en que los diferentes seres humanos afrontamos las posibles causas de ese estrés: malas condiciones de vida, situaciones de crisis, injusticias, duelos de cualquier índole,...
Todos los seres humanos somos dueños en mayor o menos grado de una capacidad de resiliencia. Todos, niños y adultos, aprendemos a reponemos de las crisis, a seguir adelante. El lenguaje, popular refleja muy bien el sentimiento de que sólo hasta cierto punto somos vulnerables y que —salvo casos extremos— la gente se recupera más tarde o más temprano: “La vida continúa” “hay que seguir tirando”, “el mundo no se acaba hoy”, etc. Pero, mientras existen seres dotados en alto grado de una resiliencia natural, que a veces son vistos como invulnerables a la adversidad, existen personas que por diversas causas se entregan a situaciones de estrés cada vez más notables, que acaban en crisis depresivas o enfermedades somáticas.

La psicología positiva y dinámica ve en la resiliencia el fomento de la salud mental. Muchas personas dan testimonio de que, aún habiendo pasado por situaciones límites, pudieron reponerse y seguir adelante. Incluso, en un nivel superior, como si el trauma vivido y asumido hubiera desarrollado en ellos recursos latentes e insospechados.LOS TRES PILARES DE LA RESILIENCIA
“Existen tres pilares que sostienen la capacidad de resiliencia», según las licenciadas Teitelman y Arazi:



bahianoticias.com
1) La capacidad de juego. No tomarse las cosas tan a pecho que el temor impida hallar las salidas. Y en esto el sentido del humor, el “mirar las cosas como desde el revés de un larga vista permite tomar distancia de los conflictos. La creatividad, la multiplicación de los intereses personales, los juegos de la imaginación relegan esas causas de alarma a su justo lugar, relativizarlas para no deprimirse.
2) La capacidad de encarar las situaciones con un sentimiento de esperanza. Y para ello es fundamental tener al menos a alguien en quien depositar los afectos, admiración, qué sirven como guías y estimulo. Es lo que en el lenguaje común de los grupos de resiliencia se conoce como “engancharse”. Esto que viene a veces naturalmente con el modo de ser de La persona, puede ser estimulado por educadores y terapeutas. Son esenciales asimismo las llamadas redes de sostén o de contención, vínculos que enriquecen e impiden que la persona se sienta en una intemperie vital. Amigos, un maestro, una comunidad barrial, los grupos de resiliencia obran con apoyo y estímulo permanentes.
3) El auto sostén. Se puede resumir como un mensaje que la persona elabora para si misma. “Yo sé que esto me va a pasar”, se dice ante un mal trance. O sea: “Me quiero, confío en mí, me puedo sostener en la vida.

EL CUARTO PILAR
A este lo agrego yo... LAS MANOS DEL SEÑOR. Cuando nuestra fuerzas flaqueen, descansemos en sus manos. Sin EL nuestra vida puede desmoronarse. La plasticidad interior sólo la da Cristo.

Por último, es bueno tener en cuenta los siguientes derechos para consolidar la resiliencia:
  • ser tratados con dignidad y respeto.
  • equivocarnos y ser responsables de nuestros propios errores.
  • tener nuestras propias opiniones y nuestros propios valores
  • tener nuestras propias necesidades, tan importantes como las de los de demás
  • experimentar y expresar nuestro pensamiento propio, así como a ser sus únicos jueces.
  • cambiar de opinión, idea o línea de acción.
  • protestar cuando somos tratados con injusticias
  • intentar cambiar lo que no nos satisface.
  • detenernos a pensar antes de actuar.
  • pedir lo que queremos. A hacer menos de lo que humanamente somos capaces de hacer. A ser independientes.
  • decidir qué hacer con lo  que es nuestro, con nuestro propio cuerpo y nuestro tiempo.
  • sentir y expresar el dolor.
  • ignorar los consejos.
  • rechazar peticiones sin sentirnos culpables o egoístas.
  • estar solos aún cuan do otros deseen nuestra compañía.
  • no justificamos ante los demás.
  • no responsabilizarse de los problemas ajenos.
  • no anticiparse a las necesidades y deseos de los otros ni estar pendientes de su buena voluntad.
  • no responsabilizarse de los problemas ajenos
  • elegir no comportarnos siempre de una manera positiva o socialmente convencional.




Fuentes: Michel Manciaux. La resiliencia: ¿mito o realidad?